Organizar un evento de marca no es, ni de lejos, encargarse sólo de una puesta en escena atractiva o reunir a los invitados adecuados. En realidad, el verdadero trabajo empieza mucho antes de que se monte el escenario y continúa mucho después de que los últimos asistentes se marchen. Para una agencia de comunicación, comunicar un evento es una labor estratégica, minuciosa y profundamente conectada con los valores y objetivos de la marca.
Estrategia previa: objetivos, públicos y convocatoria
Todo comienza en la fase de planificación. En ese primer momento, lo más importante es tener completamente claros los objetivos: ¿cuál es la motivación de la marca para organizar este evento? ¿Qué mensaje necesita comunicar y a quién? Estas preguntas son clave para construir una estrategia sólida, alineada con el propósito del evento. En paralelo, es fundamental definir el público objetivo: tanto el que asistirá físicamente como el que será impactado a través de las diferentes comunicaciones que se puedan hacer. Aquí se incluyen medios de comunicación, periodistas especializados, líderes de opinión o incluso audiencias digitales.
Una de las herramientas básicas de esta etapa son las bases de datos de medios, que deben estar siempre actualizadas y segmentadas. No se trata sólo de enviar correos masivos: una buena convocatoria se dirige a los periodistas adecuados, de manera personalizada, y con suficiente antelación como para que puedan reorganizar su agenda para asistir al evento. La redacción de la convocatoria de prensa debe ser precisa, clara, y contener todos los datos necesarios: lugar, fecha, hora, tema central y, si es posible, los ponentes confirmados. Además, debe ser atractiva y destacar los principales temas que se van a tratar con el objetivo de que el periodista quiera acudir. Eso sí, sin desvelar todos los detalles.
La comunicación de un evento no puede desligarse de su organización. Aunque la agencia no siempre sea la responsable directa del montaje, debe supervisar aspectos logísticos clave, porque cualquier error en la producción impacta directamente en la imagen de la marca. Asegurarse de que haya buena cobertura de internet, por ejemplo, es un detalle imprescindible: muchos periodistas acuden con sus portátiles y necesitan enviar sus crónicas o notas en tiempo real. También es fundamental revisar y validar todos los diseños impresos, como los photocalls o displays, ya que estos se convertirán en fondos para las fotos que se difundirán en medios y redes. Otro punto crítico: comprobar que haya espacio físico suficiente para que puedan trabajar cámaras de televisión o equipos técnicos si se esperan medios audiovisuales.
Durante el evento: ejecución, documentación y visibilidad
El día del evento, la agencia entra en acción con más intensidad, aunque la mayor parte del trabajo ya está trazado. Durante el desarrollo del acto, se recogen contenidos relevantes en tiempo real: grabaciones de audio, notas de las intervenciones, fotografías, testimonios y todo lo necesario para producir material informativo riguroso y valioso. Muchos medios, incluso los que no asisten, pueden estar interesados en distintos ángulos del evento, y tener esa documentación lista permite dar respuesta rápida y profesional.
Además, en ese mismo momento ya se empieza a trabajar sobre las conclusiones. El contenido no se presenta igual para un medio económico que para una publicación de tendencias, y por eso es importante segmentar el enfoque según el destinatario: por sectores, regiones, intereses informativos o públicos específicos. De este modo, se logra una cobertura más amplia y efectiva. Hay que tener en cuenta, por tanto, los diferentes puntos de vista desde los que se pueda elaborar una o varias notas de prensa, en función del medio al que se dirija.
Después del evento: seguimiento, análisis y continuidad
Comunicar un evento no termina cuando se apagan las luces. Al contrario, la fase posterior es esencial para consolidar su impacto. Una vez terminado, se prepara una nota de prensa oficial para aquellos medios que no pudieron asistir, pero que podrían estar interesados en el contenido. También, por supuesto, para los que han acudido y que puedan necesitar información alternativa. Esta nota se acompaña de imágenes y declaraciones clave y se envía respetando los ritmos informativos: los horarios de cierre de la prensa convencional, los boletines televisivos o los picos de publicación de los medios digitales.
Una buena práctica que aplicamos siempre es actualizar nuestras bases de datos en función de las reacciones y coberturas obtenidas. Esto permite identificar qué periodistas mostraron interés real, quiénes publicaron y con qué enfoque, para seguir construyendo una relación duradera con ellos. Además, el seguimiento no se limita a recopilar menciones: realizamos un clipping con una valoración cualitativa, que permite entender no solo cuántos impactos tuvo el evento, sino qué valor aportaron en términos de imagen, posicionamiento y mensaje.
E definitiva, comunicar un evento de marca desde una agencia es un proceso integral que va mucho más allá de enviar una nota de prensa o publicar unas fotos en redes. Es una labor estratégica que combina narrativa, conocimiento del entorno mediático, gestión de relaciones y visión a largo plazo. Cada fase, antes, durante y después, requiere atención al detalle, capacidad de adaptación y, sobre todo, compromiso con la marca y su reputación.
Un buen evento se recuerda por lo que generó, sí, pero también por cómo se contó.


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